No obstante, el proceso anunciado por el mandatario ruso no implica la retirada completa de las tropas rusas y algunas unidades y aeronaves se quedarán en Siria de manera permanente.
El politólogo ruso Guevorg Mirzayán, en su nuevo artículo para Sputnik, reflexiona sobre los resultados de la ofensiva rusa en Siria. El autor subraya que dichos resultados no deben evaluarse por el número de vuelos y terroristas aniquilados, sino por el número de objetivos alcanzados.
¿Por qué Rusia entró 'en el juego'?
Si tomamos en cuenta los tres objetivos de la operación que se marcó Moscú inicialmente, todos han sido alcanzados y Rusia ya "recibe dividendos" de su éxito en Siria, indica Mirzayán.
A diferencia de Al Qaeda, Daesh pudo crear su propio 'Estado', que se nutría de las ganancias del extenso territorio que controlaban los terroristas y no dependía de inversiones provenientes del extranjero. Además, el llamado Estado Islámico logró crear un sistema de propaganda que permitió a la organización orquestar una ola de atentados en diferentes partes de Europa.
Rusia cumplió con la meta de erradicar a Daesh en Siria: el amplio territorio controlado por los terroristas ha pasado casi completamente a manos de las tropas gubernamentales sirias. Los yihadistas controlan únicamente un minúsculo pedazo de tierra en Siria que pronto será liberado por el Ejército del país.
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Según Mirzayán, Rusia cumplió con su tarea mejor que Estados Unidos, que se embarcó en una lucha contra Al Qaeda desde el año 2014. Ahora, Washington y sus países satélite tratan de adjudicarse la victoria sobre Daesh y usan como argumento que las fuerzas proestadounidenses fueron las que liberaron las dos 'capitales' de los terroristas: Mosul y Al Raqa.
El segundo objetivo fue asegurar la permanencia del Estado sirio. El Kremlin ha reiterado en numerosas ocasiones que su meta no es mantener en el poder al presidente actual, Bashar Asad, sino preservar el carácter laico del Estado árabe.
Además, Rusia buscaba demostrar a los países del golfo Pérsico y de la OTAN que el Kremlin está en contra de los golpes de Estado contra las autoridades legítimas de países soberanos a través de las llamadas 'revoluciones de color' o de la 'primavera árabe', explica Mirzayán.
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Como resultado, Rusia no solo salvó a la República Árabe Siria, sino que logró detener la expansión de la llamada 'primeravera árabe', que aunque originalmente perseguía la democratización de la región, acabó teniendo como consecuencia la radicalización islámica de la población y, en ciertos casos, la destrucción total de los países que la vivieron.
"Es evidente que Rusia hizo todo esto no solo por razones altruistas. Rusia tenía que 'materializar' su propuesta al mundo y Moscú lo ha conseguido: hoy en día los países de la región consideran que Rusia es un garante de su seguridad efectivo y no arrogante, a diferencia de Estados Unidos", escribe el autor de la nota.
Rusia es vista como un actor que no busca 'apoderarse' de los yacimientos de sus 'clientes', no les dicta qué sistema político deben tener y cumple con todas sus obligaciones. Al mismo tiempo, los 'clientes' cumplen con sus deberes ante Moscú, añade el analista.
Finalmente, el tercer objetivo fue proteger su propio territorio de los yihadistas. Vladímir Putin y otros responsables rusos declararon en muchas ocasiones que la meta de su participación en la operación antiterrorista en Siria era la lucha contra los radicales de Daesh provenientes de Rusia y de los países de Asia Central.
Mirzayán enfatiza que no se puede hablar de un éxito completo en cuanto a este tercer objetivo. Aunque las Fuerzas Aeroespaciales de Rusia redujeron a cenizas a muchos islamistas, todavía hay sobrevivientes que consiguieron escapar del campo de batalla. Existen informes de que varios de ellos intentan ahora regresar a sus países de origen a través de Afganistán.
Según el autor del artículo, la negativa de varios países de Asia Central de enviar a sus tropas a Siria para desempeñar funciones policiales fue un gesto inapropiado.
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Sería casi imposible cumplir con el tercer objetivo sin empezar una operación terrestre que probablemente resultaría en un 'nuevo Afganistán' y, en otras palabras, implicaría el riesgo de sufrir bajas considerables. Según datos oficiales, Rusia perdió cerca de 40 militares en el país árabe.
Lo que queda por hacer
La participación rusa en el conflicto no resultó en el establecimiento de un diálogo constructivo entre Estados Unidos y Rusia. Muchos consideraban que la campaña en Siria era una especie de invitación a EEUU a la hora de participar en el diseño del nuevo orden mundial surgido del mundo unipolar encabezado por Washington, aclara el experto.
Durante el conflicto armado en Siria, Moscú dio la imagen propia de un actor fuerte y responsable, que siempre está dispuesto a dejar atrás sus emociones y rencores y respetar los intereses de las demás partes implicadas, afirma el autor.
Mirzayán considera que Rusia salvó la imagen de Estados Unidos varias veces durante su campaña en Siria, sin embargo, Washington no parece estar agradecido y sigue con su política de confrontación.
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Será bastante difícil poner un fin a la guerra civil que satisfaga a todas las partes implicadas, pero la experiencia que Rusia ha obtenido durante los últimos dos años son una señal de esperanza, concluye Mirzayán.