Macron señaló que considera que la decisión de Trump contradice las resoluciones de la ONU y el derecho internacional.
"Esta decisión es lamentable, contradice el derecho internacional y las resoluciones de la ONU, Francia no la apoya", dijo.
El canciller de Italia también expresó su preocupación al añadir que "ya he dicho personalmente a [el secretario de Estado] Rex Tillerson que estamos preocupados".
Por su parte, Mogherini llamó a todas las partes en la región a manifestar moderación al subrayar que la posición de la UE "permanece igual".
May subrayó que los palestinos y los israelíes deben determinar el estatus de Jerusalén tras las negociaciones y la ciudad deberá ser la capital común para ambos países.
La canciller alemana, Angela Merkel, también condenó la decisión del presidente estadounidense porque "el estatus de Jerusalén debe discutirse en el marco de la decisión de los dos países".
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La canciller de Canadá, Chrystia Freeland, advirtió en un comunicado que el estatuto de la ciudad de Jerusalén solo podrá determinarse mediante un acuerdo de paz que ponga fin al conflicto entre israelíes y palestinos.
"La postura histórica de Canadá es que el estatus de Jerusalén solo podrá determinarse como parte de una solución general a la disputa palestino-israelí", dijo Freeland en un comunicado publicado por su cartera.
La canciller canadiense añadió que "hacemos un llamado a la calma y seguimos apoyando la construcción de las condiciones necesarias para que las partes [Israel y Palestina] encuentren una solución".
Israel considera que Jerusalén, incluidos los barrios orientales que reclaman los palestinos, es su capital "única e indivisible".
Jerusalén tiene un gran poder simbólico para las tres religiones monoteístas que la sitúan como su principal centro.
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Por el momento, todas las embajadas extranjeras se encuentran en la ciudad de Tel Aviv, para evitar tomar parte en la disputa entre israelíes y palestinos.
