Con la Biblia levantada en su mano derecha y la mano izquierda puesta sobre la Constitución, Kenyatta, de 56 años, juró lealtad y obediencia a la República de Kenia y se comprometió a preservar y defender durante su segundo mandato de cinco años la Carta Magna y otras leyes, proteger la integridad, la soberanía y la dignidad del pueblo keniano.
En las elecciones de agosto pasado, Kenyatta obtuvo el 54,3% de los apoyos frente al 44,7% de su rival, Raila Odinga, del partido opositor NASA (por las siglas de National Super Alliance) que se negó a reconocer la derrota y denunció el "robo de votos".
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A principios de septiembre, la Corte Suprema de Kenia anuló las presidenciales del 8 de agosto debido a ilegalidades e irregularidades, y ordenó repetir la votación.
Sin embargo, la Corte Suprema convalidó los resultados de los comicios el 20 de noviembre.
Mientras, la oposición sostiene que Kenyatta es un gobernante ilegítimo y continúa con su campaña de protestas.
"Es una coronación más que una investidura. No creemos que haya sido elegido legítimamente como líder de Kenia", declaró Raila Odinga en una entrevista con la BBC.
El partido de Odinga planeaba conmemorar el 28 de noviembre la memoria de 27 militantes muertos durante las protestas electorales, pero la policía acordonó el área donde debía celebrarse el evento.