Los investigadores analizaron la microbiota de 116 especies de moscas domésticas y de carne capturadas en América del Sur y América del Norte, así como en Eurasia. Los resultados mostraron que la mayor cantidad de bacterias se encuentra en las patas y alas de los insectos.
A partir de esto, los científicos concluyeron que las moscas distribuyen muchas más enfermedades peligrosas de lo que se pensaba. Así, los científicos han descubierto que este tipo de insectos puede servir como fuente de distribución de la bacteria Helicobacter pylori, que se asocia con el desarrollo de úlceras gástricas y duodenales, gastritis, duodenitis e incluso cáncer de estómago.
Según los biólogos, la capacidad de las moscas para transportar una gran cantidad de bacterias tiene un aspecto positivo para la ciencia: puede ayudar a reunir datos sobre posibles epidemias.
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"Las moscas individuales pueden ser útiles como intermediarios ambientales que brindan información sobre lugares que visitaron recientemente. Creemos que este enfoque multifuncional es adecuado para controlar el estado del medio ambiente y la salud pública, así como para la medicina forense", asegura el estudio publicado por Scientific Reports.