También han pasado 10 años desde que el primer futbolista italiano fichara por un equipo ruso: el Lokomotiv. Era el portero —arquero— Ivan Pelizzoli, quien en una entrevista con Sputnik recuerda su experiencia en Moscú.
En verano del 2007, el guardameta del club Reggina de Italia fue transferido a Rusia a cambio de tres millones de euros. En el Lokomotiv de Moscú disputó 26 partidos en tres temporadas. Entonces era una Rusia diferente y un Moscú diferente. Grandes proyectos deportivos como los Juegos Olímpicos de invierno de Sochi 2014 y el Mundial de Fútbol 2018 eran una quimera en el horizonte, la situación internacional era más relajada, no había sanciones y los productos italianos se vendían en los supermercados.
En 2007, las autoridades del fútbol ruso y los jugadores solo soñaban con organizar el Mundial en el país y planeaban modernizar los estadios existentes en aquel momento, además de construir otros nuevos.
A pesar de sus buenos recuerdos de la capital rusa y su estancia aquí, el portero no se plantea volver a Rusia. Esta temporada milita en el Foggia, en la Serie B italiana.
"En cuanto a las distracciones, si eres un profesional nada puede distraerte y te escaparás de las tentaciones, aunque las discotecas de Moscú son excelentes", se ríe.
Tampoco recuerda a hinchas agresivos, tal vez porque los de Lokomotiv expresaban en el estadio muchas emociones, pero de manera siempre contenida y sin una pizca de agresividad en las calles de la ciudad, a diferencia de algunos aficionados radicales italianos.