"Es un ataque a traición que refleja el carácter inhumano de sus ejecutores, que no quedarán sin un castigo rápido y decidido, la mano de la justicia alcanzará a todos los que participaron, apoyaron, colaboraron y financiaron, o llamaron a realizar ese crimen", indica una declaración del líder egipcio.
Unos diez terroristas irrumpieron en el recinto religioso situado en la localidad de Al Rauda, al oeste de la ciudad de Arish, detonaron una bomba casera y dispararon a los fieles que trataban de escapar de la explosión.
Varios testigos afirman que los radicales tirotearon también a las ambulancias que habían llegado al lugar para trasladar a los heridos.
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Se estima que en la mezquita, donde tenía lugar el tradicional rezo del viernes, día sagrado de los musulmanes, podían encontrarse unos 500 fieles.
Las fuerzas de seguridad están llevando a cabo una operación para capturar a los atacantes.
El Gobierno egipcio decretó tres días de luto por los muertos en el atentado.