Parte de lo que hace que la alianza Rusia-China sea tan significativa es que contrasta con su reciente historia de conflicto. En la década de los 50, China y lo que entonces era la Unión Soviética comenzaron a disputar por su frontera compartida y por la ideología 'correcta' del comunismo.
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Sin embargo, la amargura dio lugar a otra época de relaciones de amistad y cooperación entre los dos poderes. Cuando en 2014 Rusia reincorporó Crimea a su territorio ante la amplia desaprobación de Occidente, una nación dejó en claro que apoyaba las medidas de Moscú, y fue precisamente China, destaca el autor del artículo.
"No debemos esperar que la asociación Rusia-China se desvanezca de los titulares. De hecho, deberíamos esperar que el 'oso' y el 'dragón' forjen lazos cada vez más cercanos entre sí y con otras naciones asiáticas. El 4 de julio de 2017, cuando el presidente chino Xi Jinping estrechó la mano del presidente ruso Vladímir Putin en Moscú y dijo que las relaciones entre sus dos naciones estaban en su "mejor momento de la historia", no exageraba el vínculo. Y deberíamos esperar que los dos sean cada vez más influyentes en los asuntos mundiales y cada vez más capaces militarmente", concluye.
Hay que destacar que componente más importante de la unión estratégica de Rusia y China es el fortalecimiento de la cooperación técnico-militar.
Otra importante área de cooperación técnico-militar bilateral es la construcción de motores de avión. Moscú se comprometió a suministrar a Pekín motores D-30 y AL-31F por valor de 1.000 millones de dólares.