Kovacevic solicitó en febrero de 2016 que la CIA le entregara documentos sobre el programa nuclear yugoslavo. Un año después, el profesor recibió 84 páginas de documentos, sin embargo, una carta adjunta —entregada a Kovacevic— le informaba de que varios archivos no le podían ser entregados porque afectaban a la seguridad nacional.
El entrevistado afirma que en 1952, en colaboración con científicos de la Sociedad Geológica de Estados Unidos, fueron descubiertos dos grandes yacimientos de uranio en Eslovenia y Macedonia —que en aquel entonces formaban parte de Yugoslavia—.
Los documentos de la CIA confirman que los servicios de inteligencia de Estados Unidos estaban al tanto de lo que se estaba cociendo en Yugoslavia, puesto que disponían de una buena red de agentes en organismos gubernamentales del país socialista, señaló Kovacevic.
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No obstante, pese a la presencia de 'topos' entre las autoridades yugoslavas, Washington no podía influir en las decisiones políticas de este país.
"Los documentos demuestran que la dirección política de Yugoslavia, liderada [entonces] por el presidente Josip Broz Tito, cooperaba tanto con Occidente como con Oriente en la medida en la que esta colaboración se correspondía con los intereses de Belgrado. Cuando los estadounidenses se negaban a entregar algo a Yugoslavia, Belgrado recurría a los rusos, y viceversa", manifestó.
Según Kovacevic, los documentos de la CIA señalan que el país balcánico había recorrido un largo camino hasta las puertas del 'club nuclear'. El profesor recordó que en 1958 Washington consideraba que Yugoslavia carecía de las posibilidades técnicas para crear un arma nuclear, pero un documento fechado en diciembre de 1975 ya apuntaba en la dirección contraria.
En otras palabras, la posibilidad de crear un arma nuclear dependía de la voluntad política de Belgrado, pero Tito en aquel momento ya había dejado de desempeñar un papel principal en la toma de decisiones debido a su delicado estado de su salud.
"Al parecer, ciertos miembros de la nomenclatura ya no veían su futuro dentro de Yugoslavia, sino dentro de repúblicas separadas. Creo que la existencia de una bomba nuclear podría haber salvado a Yugoslavia de una disolución sangrienta y atroz", concluyó Kovacevic.
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