Hace exactamente 75 años, en 1942, las unidades de artillería del Ejército Rojo lanzaron un ataque preventivo que dio inicio a la contraofensiva de la batalla de Stalingrado, cuyo resultado fue la liberación de la ciudad de los invasores nazis.
Además de participar en las batallas de Stalingrado y Kursk de la Gran Guerra Patria —como se conoce al impacto de la II Guerra Mundial en Rusia—, las Tropas de Misiles y Artillería también determinaron el curso de la batalla de Berlín. Más de 9.000 piezas de artillería, 1.500 lanzamisiles Katiusha y 77 unidades participaron en esta importante batalla. El 20 de abril de 1945, las tropas dirigidas por el comandante Ardalión Ziukin asestaron el primer golpe sobre Berlín.
Como respuesta, Moscú envió hasta 2.500 efectivos a la frontera con el país asiático y como resultado de los fuertes combates que se prolongaron durante dos semanas, 58 guardias fronterizos soviéticos perdieron la vida. El 15 de marzo de 1969, el comandante del Distrito Militar del Lejano Oriente, Oleg Losik, dio la orden de golpear las posiciones del adversario. Tras el ataque de artillería —en el que fueron destruidas las infraestructuras chinas y murieron más de 800 efectivos—, las unidades de infantería soviéticas retomaron el control sobre la zona.
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En 1985, durante la Guerra de Afganistán (1978-1992), las unidades de artillería participaron en la ofensiva que tuvo lugar en el valle de Charikar y utilizaron por primera vez la mina explosiva Smelchak.
Hoy en día, las Tropas de Misiles y Artillería son una parte clave de la defensa del país y cuentan con los armamentos más avanzados. Las unidades de artillería están dotadas con cañones autopropulsados de 152 milímetros Msta-M y lanzacohetes múltiples Tornado-G.
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Asimismo, han obtenido un novedoso sistema de misiles antitanques Jrizantema-S, capaz de atacar en condiciones de baja visibilidad. Actualmente, más del 80% de las unidades de artillería ya están dotadas con los sistemas de misiles de última generación Iskander-M.