Utilizados generalmente como mascotas, pero también comercializados por partes para la fabricación de recuerdos y adornos, las aves, los reptiles, los monos conocidos como tití y leoncito, y las ardillas, encabezan la lista de más vendidos en los mercados clandestinos peruanos.
"Los decomisos se hacen tanto en el aeropuerto como en los buses de transporte de pasajeros donde las personas cargan con estos animales, y un poco menos en los mercados de las diferentes ciudades donde se venden de manera ilegal", explicó Montoya.
El tráfico animal está castigado con cinco años de cárcel y con multas que pueden llegar a los 20 millones de soles (más de 6 millones de dólares), sin embargo estas penas rara vez se cumplen. "Más allá de la represión, lo que se necesita es un cambio cultural", aseguró la activista.
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"Los riesgos para el animal y para el humano que lo adquiere también son grandes, pues muchas de estas especies portan enfermedades de su medio silvestre que, junto al hacinamiento de los mercados y el vínculo con animales domésticos pueden ser la causa de contagios con Herpes Viral, Tuberculosis y Malaria, entre otras, alertó.
Bajo el lema "si compras, eres cómplice", la campaña se enfoca en las redes sociales así como en calles y aeropuertos con paneles informativos, invitando a informarse y denunciar los casos de venta ilegal ante el Servicio Forestal y de Fauna Silvestre del país.
Según un sondeo de Ipsos, el 14 por ciento de los peruanos tuvo o ha tenido un animal silvestre como mascota y un porcentaje similar no tendría problema en comprar uno.