Sulayman Khalid, de 22 años, que había sido detenido a finales de 2014 en una operación antiterrorista de la policía, confesó que se asoció con otras cinco personas, entre ellas un menor de edad, para perpetrar los ataques.
Khalid considerado el cerebro de la banda adquirió armas de tiro y municiones.
El grupo pensaba atacar la sede de la Policía federal de Australia en Sídney y la prisión de Lithgow.
Los otros cuatro acusados recibieron penas de entre nueve y dieciocho años.
El sexto integrante de la banda fue condenado anteriormente a seis años y cuatro meses de reclusión.