"Existe el peligro de que estas batallas puedan llevar a consecuencias irreparables para los dos países (…) creo que ahora tenemos una enorme oportunidad para volver a las negociaciones sólidas entre Bagdad y Erbil para resolver las discrepancias existentes", dijo a Sputnik.
La consulta popular, calificada de ilegal por el Gobierno central, se llevó a cabo tanto en la región autónoma como en las áreas disputadas, entre ellas Kirkuk, una zona rica en yacimientos de petróleo.
El 16 de octubre, el primer ministro y comandante supremo de las Fuerzas Armadas de Irak, Haider al Abadi, lanzó una operación para recuperar la provincia de Kirkuk controlada desde 2014 por los peshmerga.
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Ese mismo día los militares iraquíes tomaron el control de Kirkuk y una serie de centros estratégicos en la provincia.
Además, las autoridades de la autonomía expresaron su disposición a congelar los resultados del referéndum independentista.
La declaración señala que los confrontaciones entre las tropas iraquíes y los grupos armados kurdos peshmerga, que comenzaron el 16 de octubre, causaron daños a ambas partes y podrían conducir a un continuo derramamiento de sangre.
El Gobierno iraquí aún no ha respondido a la iniciativa del Kurdistán iraquí.