El periodista Jan Berwid-Buquoy ofrece una reseña histórica en su artículo para Actualne.cz para repasar la cuestión de la pertenencia de Crimea.
Durante los siglos XV-XVIII la península fue un estado vasallo del Imperio otomano. El período del dominio turco se caracterizó por la esclavitud masiva de la población mayormente eslava. Según algunas estimaciones citadas por el periodista, la cantidad de las personas afectadas por la esclavitud —por lo general eslavos orientales, rusos, ucranianos y polacos— llegaba a tres millones.
Fue la emperatriz rusa Catalina II la Grande la que puso fin a las invasiones de nómadas y la trata de esclavos tras la victoria en la Guerra ruso-turca de 1768-1774. El Imperio otomano fue derrotado, y en el año 1783 Crimea pasó bajo el control del Imperio ruso. Durante los años siguientes se creó la infraestructura naval del puerto de Sebastopol, la base futura de la Flota del Mar Negro rusa.
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Así, desde 1783 la península de Crimea fue parte del Imperio ruso. Tras la caída del Imperio y el nacimiento de la URSS, en octubre de 1921, el líder bolchevique Vladímir Lenin incorporó la península a la República Socialista Federativa Soviética de Rusia, y otorgó al territorio el derecho de autonomía —un hecho inédito en la época, subraya el periodista—.
"La raíz del problema actual es la colocación del territorio bajo la jurisdicción de la República Socialista Soviética de Ucrania efectuada por el primer secretario del Partido Comunista de la Unión Soviética Nikita Jrushchov el 19 de febrero de 1954", según afirma el periodista checo.
El periodista señala que la transferencia administrativa de Crimea de 1954 se llevó a cabo justamente en conmemoración del 300 aniversario de la adhesión de Ucrania al Imperio ruso, realizada en 1654.
Según valora Berwid-Buquoy, la transferencia del año 1954 tenía un carácter administrativo y se efectuó entre dos partes de un solo país, así que no conllevó ningún 'derecho histórico' a Kiev.
"Crimea nunca perteneció a Ucrania", resume el periodista checo, reiterando que la trasferencia de la península bajo la jurisdicción de la Ucrania soviética "no cambió nada".
La declaración de la independencia de Ucrania en 1990 durante la disolución de la URSS automáticamente cesó el período de "supervisión administrativa [de Kiev] sobre la península de Crimea", y, como Kiev nunca fue dueño de Crimea, no existe ningún motivo histórico para sus pretensiones territoriales, concluye el periodista.
El autor hizo referencia a las declaraciones del presidente checo, según las cuales Ucrania puede pedir cierta compensación de Rusia, y las consideró como "generosas", indicando que Rusia no está obligada a compensar nada a nadie.
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"Las declaraciones de Zeman pueden contradecir la política del Gobierno checo, no obstante, no contradicen los hechos históricos (…) y ninguna decisión del Gobierno ucraniano puede cambiar aquellos hechos", añade Berwid-Buquoy.