"Este ataque se puede considerar como una declaración de guerra contra el pueblo de Kurdistán", dijo un portavoz de los peshmerga.
Según los kurdos, el Gobierno del primer ministro iraquí, Haider Abadi, es el principal responsable por lo sucedido.
"El Gobierno de Abadi es el principal responsable por desencadenar una guerra contra el pueblo del Kurdistán y pagará un gran precio por este ataque", agregaron en el mando de los peshmerga.
Asimismo, las fuerzas armadas del Kurdistán iraquí acusaron a varios miembros de la Unión Patriótica del Kurdistán de conspirar con los militares iraquíes y de haber perpetrado "una gran traición histórica".
"Estas personas abandonaron varias posiciones de importancia que pasaron bajo el control de las milicias y Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica sin que se les opusiera resistencia alguna", resaltaron.
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Por su parte, el secretario general del Ministerio de los Peshmerga, Jabbar Yawar, informó a Sputnik que las fuerzas kurdas de autodefensa, los peshmerga, no se coordinan con los militares iraquíes en la provincia de Kirkuk por carecer de los canales de comunicación necesarios.
El primer ministro de Irak, Haider Abadi, llamó a los peshmerga y a los militares iraquíes a coordinarse para evitar enfrentamientos.
Además, pidió a los peshmerga que "cumplan con su deber como parte de las Fuerzas Armadas iraquíes bajo el liderazgo del mando federal".
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Anteriormente, se informó que las fuerzas de Irak establecieron el control sobre una serie de centros estratégicos en la provincia de Kirkuk como varios yacimientos petrolíferos, la central eléctrica y la base militar, entre otras.
El conflicto entre Bagdad y Erbil se agudizó tras el referéndum independentista en el Kurdistán iraquí, en el que un 93% de los electores, según datos oficiales kurdos, votó por separarse de Irak y proclamar la independencia.
Las autoridades de Irak calificaron la consulta popular de ilegítima y subrayaron que no negociarán con el Gobierno autonómico kurdo ni reconocerán los resultados de la votación.