Cuando ya está amaneciendo entre nubarrones, y ya todo pasó o quedó, Macron entra a una fiesta que se está terminando junto a la noche, e intenta reacomodar el salón, un lugar sumido en el desorden, y que varios quieren abandonar. Así, el jefe de Estado francés quiere ser el animador de una fiesta que ya acaba.
Para hacer su entrada triunfal en la Sorbona, Macron esperó a que pasaran las elecciones en Alemania, todo un sofocón para la canciller Angela Merkel, que ya no depende de sí misma como hasta ahora para tomar y ejecutar decisiones, ya sean domésticas o comunitarias. Más bien ahora mismo la principal batalla que lidia Merkel es la de su propia supervivencia, y saber cómo va a surfear una ola importante que tiene frente a sí.
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Y es que Macron había redactado su proyecto original de refundación con un escenario victorioso — por lejos — de Merkel, que ahora está forzada a intentar una coalición con los liberales, que son euroescépticos, y los federalistas verdes. Todo es papel mojado.
No obstante, para el Dr. Armando Fernández Steinko, el resultado de las elecciones en Alemania "puede favorecer un proceso de discusión en ese país, obligar a sus élites a discutir si quieren 'más Europa', o no. Y eso a medio plazo puede ser beneficioso para que el resto de Europa sepa cuál es la posición de Alemania".
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"En este momento la única salida para el proyecto europeo es la mayor integración de Europa legitimada democráticamente. La alternativa sería una integración de tipo autoritario, o 'quedarnos como estamos', y eso parece ser que una buena parte de los funcionarios en Bruselas prefieren descartar por ahora", explica el profesor.
Matizó su proyecto Macron, y abrió el juego a una geometría variable: cada miembro del bloque podrá participar en uno u otro proyecto, abriéndose la posibilidad de una Europa a la carta, a varias velocidades, en varios círculos, según las cambiantes terminologías de los últimos treinta años de proyectos y refundaciones europeas.
En este sentido, para Fernádez Steinko, "parece ser que sólo una fórmula flexible puede permitir avanzar. Consiste en que los países que efectivamente se comprometan a formar parte del núcleo duro (de la UE) tienen que aceptar una serie de condiciones, y aquellos que no quieran aceptarlas, pueden quedarse de alguna forma en la periferia, o en ese segundo grupo, que tendrá sus beneficios, pero no muchos de los que tiene el estar en el núcleo duro".
Una de las frases que Macron dijo al pasar en su discurso en la Sorbona fue que "La refundación de Europa no se construirá al margen de los pueblos, sino asociándolos a la hoja de ruta de esta refundación".
Para Fernández Steinko esta frase tiene demagogia.
"Esta es una parte del discurso que me parece más problemática. A lo que se refiere Macron es a una cosa muy elemental, y es que la integración europea no se puede hacer por arriba, sino que tiene que estar legitimada políticamente, tiene que haber un apoyo social importante a esa integración".
"El problema de Macron (en esa frase) es (saber) 'qué le das a la población' para que participe. Cómo incentivas a los pueblos europeos para que confíen en el proyecto. Y ese 'darles algo' tiene que ver con la redistribución económica. (…) Si no se hace eso, esto puede quedar en una retórica muy peligrosa, que si se mantiene, podría dar al traste con todo el proyecto (europeo)", concluye el Dr. Armando Fernández Steinko.