Alternativa para Alemania (AfD, por sus siglas en alemán) recibió su apodo de 'partido de Putin' de la prensa 'mainstream' tras ser fundado en 2013. Muchos medios, entre ellos Spiegel, durante años han dado a entender que la política que plantea AfD hacia Rusia es errónea. Sin embargo, esta política es uno de los factores del histórico resultado del AfD en las elecciones al Bundestag.
El núcleo de este grupo de votantes del AfD está formado por alemanes rusos, personas étnicamente alemanas provenientes de los países de la antigua URSS. La mayoría se trasladó a Alemania en la primera mitad de los años 1990. "Hay cerca de 210.000 alemanes rusos en Berlín y la mayoría comparte nuestras ideas sobre el papel de la familia, sobre la seguridad y sobre cómo comunicarse con Rusia", explicó el candidato del AfD por Berlín, Georg Pazderski, al diario Meduza en 2016.
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Según los analistas rusos, estos vínculos 'vivos' han permitido al AfD gozar de una importante ventaja en comparación con sus enemigos políticos: entender qué está haciendo Moscú.
"Ahora el AfD es también uno de los partidos más adecuados, si tomamos su actitud hacia Rusia: tanto al llamado 'problema de Crimea', como a las relaciones germano-rusas en su conjunto. Por eso, se califica como un partido pro-Putin, aunque para un número considerable de residentes alemanes esto es más bien un cumplido", sostiene el jefe adjunto del periódico ruso Vzglyad, Petr Akópov.
En Moscú, se reunió con el presidente de la Duma de Estado, Viacheslav Volodin, el vicepresidente de la Duma, Piotr Tolstói, el jefe de la facción del partido Liberal Democrático de Rusia (LDPR, por sus siglas en ruso) en la Duma, Vladímir Zhirinovski, el presidente del Comité de la Duma para Asuntos Internacionales, Leonid Slutski, el presidente del Comité de la Duma para la Energía y el coordinador del grupo parlamentario para las relaciones con el Parlamento de Alemania, Pavel Zavalni.
En estas reuniones se discutieron temas de cooperación entre los parlamentos regionales, la cooperación entre los partidos AfD y Rusia Unida, así como el futuro de los contactos a nivel de las organizaciones juveniles. "Era una reunión de conocimiento", explicó en su momento el presidente del Comité de la Duma para Asuntos Internacionales, Leonid Slutski.
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Para Akópov, mediante estas reuniones, Rusia formalizó sus contactos con la oposición alemana, en concreto, y con la oposición europea, en general, algo que parecía inimaginable antes de la reunificación de Crimea con Rusia.
"La formalización de los contactos entre Moscú y Alternativa para Alemania muestra que Rusia no está avergonzada de aquellos que quieren normalizar las relaciones entre los dos países", explica el periodista ruso.
"Ahora nosotros ya no nos adherimos estrictamente a las normas formuladas en repetidas ocasiones por el presidente Putin, tales como contactar solo con las autoridades, evitando o manteniendo silencio sobre los contactos con la oposición, aún más con la oposición 'contra el sistema'. Si a nosotros nos acusan sin fundamento de tratar de influir en las elecciones en Occidente, entonces ¿por qué deberíamos respetar las restricciones contraídas anteriormente por nosotros mismos?", reflexiona el experto.
Akópov está seguro de que Rusia mantendrá relaciones oficiales con la oposición de Occidente, que, en su opinión, "durante los últimos tres años de presión contra Rusia por parte de las élites del Atlántico" aumentó su simpatía hacia Moscú.
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"No se trata de marginales o populistas, se trata de ciudadanos europeos indignados con la política actual de la UE, en su conjunto, y de distintos países europeos, en particular, entre ellos hay una parte considerable de representantes de la élite. No les gusta el camino que sigue Europa. No son pro-Rusia, son pro-Alemania", concluye el periodista.