MacIntosh señala que tales procesos tienen lugar también en el ecuador de la Tierra ya que en diferentes hemisferios del planeta el agua se mueve en diversas direcciones, y los flujos, que se mueven por diversos rumbos, chocan en el ecuador y provocan remolinos.
"Estas zonas son muy inestables. Tales manchas, cuando aparecen en la superficie del Sol, provocan enormes llamaradas y emisiones de masa coronal", explicó.
A principios de septiembre, en el Sol se registraron una serie de llamaradas de diversa intensidad. Las del 6 y el 7 de septiembre resultaron ser las más fuertes en los últimos 12 años. Varios expertos no excluyen que próximamente se puedan repetir.
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