Después de analizar muestras de agua del grifo obtenidas en varios países del mundo, los científicos de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Minnesota han descubierto que el 83% de las muestras estaba contaminado con fibras de plástico.
Como explica The Guardian, que cita a los autores del estudio —de la ONG Orb Media—, el sistema de depuración del agua del grifo existente no filtra eficazmente el plástico, porque el tamaño de las macropartículas de plástico es demasiado pequeño.
Por si esto fuera poco, el agua embotellada tampoco es una alternativa: también resultó estar contaminada, aunque en menor medida.
Como explica Anne Marie Mahon, del Instituto de Tecnología de Galway, en Irlanda, dos cuestiones preocupan especialmente a los investigadores: las propias partículas de plástico, por un lado, y los productos químicos o patógenos que los microplásticos pueden albergar, por otro.
"Si las fibras están ahí, es posible que las nanopartículas que no podemos medir también estén ahí. Una vez que se aproximan a un nanómetro, realmente pueden penetrar una célula, lo que significa que pueden penetrar los órganos, y eso sería preocupante".
Todavía es un misterio saber cómo los microplásticos terminan en el agua potable, aunque la atmósfera es una de las fuentes obvias, con fibras derramadas por el desgaste cotidiano de la ropa y las alfombras.
Las lluvias también podrían contribuir a la contaminación por microplásticos, lo que ayudaría a explicar por qué se descubrió este elemento incluso en pozos domésticos utilizados en Indonesia.