El millonario ruso dio una entrevista a la publicación The Baffler desde un país no identificado del norte de Europa. Según el rotativo, tras abandonar Rusia hace tres años, está viajando por el mundo viviendo en hoteles de lujo.
Inicialmente, los agentes del FBI querían aprender más sobre la red social VKontakte y sus relaciones con las agencias policiales rusas. Sin embargo, a Dúrov no le impresionaron estas preguntas.
"No quería convertirme en un espía estadounidense, así que les di un mínimo de información que ya había sido publicada en los medios de comunicación", afirmó.
Pero lejos de quedar satisfechos con la respuesta, los agentes empezaron a investigar su aplicación Telegram. En mayo de 2016, cuando el propietario llegó a San Francisco para participar en la conferencia anual de la Google I/O, varios agentes del FBI se presentaron en su apartamento alquilado con una orden judicial.
No obstante, Telegram no está sujeto a la jurisdicción de los tribunales estadounidenses. De ahí que el empresario considerara falso el documento.
De acuerdo con Dúrov, los empleados del FBI también intentaron sobornar a uno de los desarrolladores de Telegram que entonces estaba en Los Ángeles.
Le ofrecieron "decenas de miles de dólares" por la información acerca de los algoritmos de cifrado y la arquitectura interna de Telegram, si bien se quedaron sin la respuesta que andaban buscando.