El agujero negro fue descubierto utilizando el telescopio ALMA de la NASA, situado en el desierto de Atacama (Chile). El telescopio fue orientado hacia una enorme nube tóxica con el objetivo de comprender cómo se mueven los gases. El estudio ha sido publicado en la revista Nature Astronomy.
Las pistas que indicaban que ahí había un agujero negro tomaron forma más tarde, cuando los científicos lograron captar ondas de radio propias de un agujero negro en el centro de la tormenta, explica Tomoharu Oka, astrónomo en la Universidad de Keio (Japón).
Oka también destacó que el nuevo agujero negro podría ser el centro de una estrella enana destruida durante la formación de la Vía Láctea hace millones de años. Según los científicos, en nuestra galaxia hay unos 100.000 agujeros negros, de los cuales se ha descubierto ya el 60%.
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Ahora los responsables del estudio deberán determinar sin margen de error posible que se trata de un agujero negro. Si no es así, ¿qué puede ser?