Según el diplomático, Praga cree que no hay necesidad de mantener bases extranjeras en el territorio del país.
"Si el Ejército estadounidense realmente tiene que salir de la República Checa, el plan del despliegue de la defensa antimisiles en Europa estará bajo amenaza", señala Ígor Gashkov, columnista de Sputnik.
El hecho de que la República Checa quiere mantenerse alejada de los preparativos militares de EEUU se conoce desde 2014, cuando Praga liquidó un polígono donde Washington planeaba desplegar un radar antimisiles. Desde entonces, las negociaciones para el despliegue del sistema antimisiles estadounidense no han tenido éxito, señala Gashkov. Durante la campaña preelectoral en 2016, el actual vicepresidente de EEUU, Michael Pence, sugirió colocar uno de los elementos clave de la defensa antimisiles en la República Checa, sin embargo, al llegar al poder, no ha logrado implementar esta iniciativa.
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"Los checos temen que su país esté en medio de un enfrentamiento entre las potencias extranjeras y no obtenga ningún beneficio a cambio".
Para la República Checa, esta perspectiva es desagradable también porque el país ya ha sufrido pérdidas a causa de la introducción de sanciones contra Rusia. La facturación del comercio bilateral, que llegó a 14.000 millones de dólares en 2012, se ha reducido a 6.000 millones.
"Praga, que apoyó las restricciones comerciales contra Moscú por solidaridad atlántica, nunca ocultó que espera su pronto levantamiento", destaca Gashkov.
Según los expertos entrevistados por Sputnik, no vale la pena exagerar el vector prorruso de la política checa. El vicedirector del Centro de Tecnologías Políticas, Alexéi Makarkin, opina que el objetivo estratégico de Praga es evitar un conflicto que no promete ningún beneficio al país.
El analista señala que la política checa se caracteriza por una tendencia hacia el equilibrio, que determina unas buenas relaciones con Bruselas en comparación con los vecinos de la región.
"La República Checa no provoca a la UE, no cuestiona las leyes europeas, de lo que acusan a Hungría y Polonia, y así se garantiza una mejor posición de negociación", explica el experto.
De acuerdo con Makarkin, no es muy probable que los checos expulsen inmediatamente a los estadounidenses, sino que las maniobras diplomáticas continúen con el fin de encontrar un equilibrio entre la opinión pública y la solidaridad atlántica.