Según el experto, en el contexto de una situación geopolítica inestable, "cuando en cualquier momento puede estallar una guerra entre EEUU y Corea del Norte, y tras el atentado terrorista en España", el metal precioso sigue siendo el principal defensor de los activos en los mercados financieros y reacciona con un inmediato crecimiento a cualquier manifestación de extremismo global.
En segundo lugar, hay cada vez más factores que demuestran que "la situación económica estadounidense está lejos de aquellas buenas imágenes que pintan las autoridades del país norteamericano", añadió.
Todo esto, a su vez, es una noticia positiva para el oro, que tradicionalmente muestra signos de debilidad durante períodos de política monetaria restrictiva.
"Algunos invierten en oro y otros metales con el fin de salvar sus ahorros. De acuerdo con nuestros pronósticos, después de que el 'metal amarillo' alcance un nivel superior a los 1.300 dólares por onza, se abrirá el camino hacia los máximos del año pasado: 1.336 dólares por onza", concluyó.