Según Krupnov, jefe del consejo de observación de la ONG 'Instituto de demografía, migración y desarrollo regional', el papel de Moscú como ciudad más grande, más numerosa, más rica y más atractiva puede ser perjudicial a largo plazo para el país.
Para solucionar estos dos problemas a la vez, el científico propone trasladar la capital a la región al este de los Urales —la red montañosa en Rusia que separa geográficamente Europa de Asia— y rechazar la densa urbanización en favor de la construcción de ciudades más pequeñas con edificios más bajos.
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Reacciones divididas
La idea, descrita por el mismo Krupnov como una "desmoscovización", no es tan novedosa en Rusia. Ya en el pasado políticos y empresarios rusos propusieron varios lugares para albergar la capital del país, entre ellos Siberia, Sebastopol o… de nuevo San Petersburgo.
En la práctica, el traslado de la capital conllevaría gastos multimillonarios para cubrir el traslado de toda la infraestructura estatal, como las redes de comunicación cerradas o el escudo antimisiles de Moscú.
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Además, el adverso clima siberiano u oriental ruso será menos atractivo tanto para los funcionarios estatales como para los ciudadanos, así que la esperanza de crear un foco de atracción del capital humano apenas se haga realidad.
Por otro lado, aunque la imposibilidad de la iniciativa es bien evidente, el objetivo real de la propuesta podría ser impulsar el discurso público sobre las prioridades del desarrollo y los desafíos vigentes.
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Así que, aunque la idea de Krupnov sea "un truco publicitario", tal y como calificó el miembro de la Cámara Popular rusa, Vladislav Grib, la discusión acerca del audaz plan puede dar fruto a una modificación de los planes de desarrollo de varias regiones del país en favor de "enfocarse en las ventajas locales", según la diputada de la Cámara baja del parlamento ruso, Irina Gúseva.