"Ninguna nación que se respete a sí misma toleraría indefinidamente que la rodease sin parar una alianza de vecinos hostiles". En algún momento usará la fuerza militar para proteger sus intereses", afirma Merry en un artículo publicado en The National Interest.
Las razones para sentirse amenazado
Uno de los factores clave, según Merry, es la actual situación geopolítica de Rusia. Durante la URSS, a una distancia de hasta 2.400 kilómetros de sus fronteras no hubo países hostiles. Ahora, esta zona de seguridad no existe: las tropas de la OTAN están desplegadas a unos 160 kilómetros de San Petersburgo.
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Tales esferas, como Ucrania, Georgia, Bielorrusia o Serbia, sufrieron de una forma u otra una influencia destructiva de EEUU. Los ejemplos más notables tal vez sean la división de Serbia y el plan de arrastrar a Georgia y Ucrania en la OTAN. Las figuras públicas estadounidenses no revelan los límites de esos avances, agrega el autor.
Además, dichas personalidades no suelen ocultar, a menudo, sus ideas sobre "un cambio del poder" en Rusia a la vez que el Gobierno de EEUU sigue financiando las mismas ONG que contribuyeron al mismo cambio en Ucrania, Irak, Libia, Yemen o Siria.
"Puede pensarse que, para el presidente ruso, Vladímir Putin, tengan los mismos planes", escribe el autor.
Muere la esperanza de un cambio
El actual mandatario de EEUU, Donald Trump, prometió cambiar esta situación y volver a encauzar las relaciones bilaterales, recuerda Merry. Actuando en contra de la opinión dominante del 'establishment' estadounidense, Trump estaba dispuesto a cooperar con Moscú.
Pero nada de esto se ha cumplido. La historia con la presunta 'injerencia rusa' y los presuntos contactos del equipo de Trump con el Gobierno ruso, "nunca la sabremos toda". Pero el resultado ya es evidente:
"Las élites antirrusas han triunfado en EEUU y el mandatario se ve desamparado ante esto. Llegarán más nuevas sanciones, la OTAN seguirá expandiéndose y continuarán con su injerencia en Ucrania".
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Es difícil adivinar a dónde conducirá esta política si no es a un conflicto directo. Los intereses fundamentales de Rusia, los que Trump estaba dispuesto respetar, básicamente hacen que un enfrentamiento sea inevitable, concluye el periodista.