En total, los militares norteamericanos buscan hacerse con hasta 20 kilómetros de fortificaciones —cinco por cada base de EEUU ubicada en Corea del Sur—. La solicitud de ofertas apareció en la página web de las compras estatales el 9 de agosto, "en pleno intercambio de amenazas entre Washington y Pyongyang", comenta Vladímir Ardáyev en su artículo para Sputnik.
Es peculiar también el plazo de la entrega del lote: tan solo ocho días, dice el autor. "A ver, el Pentágono se está preparando para un ataque real", opina.
Las fortificaciones móviles están integradas por carcasas ligeras rellenas de arena, grava u otras sustancias Como resultado, se produce una 'pared' capaz de soportar los efectos de una explosión: la ola de impacto y las metrallas, pero también un impacto directo de un proyectil explosivo, explica Ardáyev.
La razón para dotarse de tales fortificaciones tiene lógica ya que Corea del Norte posee la artillería más numerosa del mundo. Se estima que en la frontera con el vecino del sur se concentran hasta 8.000 piezas de artillería convencional y de cohetes, protegidas por fortificaciones naturales y artificiales.
"Miles de cañones norcoreanos para los militares estadounidenses representan una amenaza no menor que los misiles balísticos", destaca Ardáyev.
Fotos: La artillería norcoreana, en acción
La licitación no detalla qué bases deben ser protegidas por las fortificaciones, pero "sería lógico suponer que se trate de guarniciones norteamericanas ubicadas en la cercanía inmediata de la frontera con Corea del Norte". Se explica también que se trata exclusivamente de la defensa de instalaciones militares y no de objetos civiles surcoreanos, añade el autor.
Así, resulta que en pleno intercambio de tensiones, retórica bélica y ensayos de misiles y simulacros a gran escala, Washington decidió ocuparse de la vulnerabilidad de los militares estadounidenses desplegados cerca de la frontera norcoreana. Por si acaso.
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