"En los lugares donde aflora el turismo de forma masiva se da una pérdida de identidad", afirma Sánchez, para el que existen motivos que justifican las recientes protestas en ciudades españolas como Barcelona, Palma, Vitoria o San Sebastián contra el modelo turístico.
El primer paso de este proceso se produce cuando la población se ve obligada a abandonar el centro de la ciudad —e incluso lugares periféricos— porque el turismo hace que "aumente el valor de los pisos" y que "los propietarios prefieran alquilar a visitantes que a vecinos de la ciudad".
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Además, prosigue Sánchez, aquella población que sigue habitando la ciudad es testigo de un aumento del coste de la vida, lo que afecta al comercio de proximidad en favor de alternativas menos ligadas con lo local.
"Por ejemplo, en el barrio de Gràcia, un barrio muy tradicional de Barcelona, últimamente proliferaron lo que se vienen a llamar los establecimientos "slow" —comercios de proximidad que aquí toda la vida se llamaron colmados— pero los vecinos no se pueden permitir acceder a sus productos porque están aumentando de precio", relata este antropólogo.
"Desde mi punto de vista, el centro de la ciudad de Barcelona está completamente despersonalizado, podría ser el centro de cualquier otra ciudad del mundo", apunta Sánchez.
En opinión de este antropólogo, esto se reflejamente claramente en la sustitución de los tradicionales bares de tapas —cada uno con sus idiosincrasias y sus características particulares— por franquicias mercantilistas que "usan el reclamo del sol, la playa, las tapas y la sangría" en casi todas las grandes ciudades de España.
"Lo auténtico se ha mercantilizado por el consumo inmediato; apenas hay tabernas tradicionales con identidad, sólo franquicias", explica.
Sánchez este predominio de una "diversidad cultural irreal" que ofrece "de manera homogénea" todo aquello que un foráneo puede esperar como el punto central de la pérdida de identidad de las ciudades españolas, que, empujadas por el turismo masivo, transitan hacia un "vaciamiento cultural" que relega a los ciudadanos al papel de "figurantes en un gran parque temático".
El turismo genera grandes beneficios
El actual modelo turístico de España otorga beneficios a las compañías gracias al esfuerzo de una población local que realiza un "trabajo semiesclavo" sin que luego se produzca una redistribución de la riqueza generada, aseguró José Sánchez García.
"Debemos preguntarnos si queremos una sociedad de servicios en la que se generan grandes beneficios para los empresarios hoteleros gracias al trabajo semiesclavo de las personas en los puestos más bajos de esas compañías", afirmó Sánchez.
El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, rechazó las protestas argumentando que el turismo debe ser cuidado porque genera el 11 por ciento del PIB del país.
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"Es verdad que eso provoca una entrada de dinero a la ciudad, pero no existe redistribución", señala Sánchez antes de apuntar que "un país no puede depender únicamente del turismo".
A su modo de ver, el caso de Barcelona refleja cómo el actual modelo empobrece económicamente a las capas más bajas de la sociedad mediante el encarecimiento de la vida y el trabajo precario en el sector.
"En Barcelona bajó el paro, pero hay personas que están haciendo de camareras de piso en hoteles a por 2,5 euros la hora; no sé si eso es digno, decente o aceptable", relata.
"De alguna manera habría que llegar el número de personas que llegan a nuestras ciudades", opina.
A su modo de ver esa limitación debería abordarse mediante un "control de los movimientos de turistas fijando cuotas máximas" y sobre todo "intentando impedir la masificación en los meses de mayo, julio y agosto", que son los de mayor afluencia de visitantes.
"Ponemos fronteras a los refugiados, ponemos fronteras para los migrantes, pero no ponemos cortapisas a los turistas porque reportan un beneficio económico, un beneficio del que es evidente que no llega a las manos de todos los ciudadanos", resume.
En los doce meses del año los turistas extranjeros se gastaron en España un total de 77.625 millones de euros, lo que también marcó una cifra sin precedentes.
Los datos del primer trimestre de 2017 indican que esas cifras récord también se batirán este año si continúa la progresión actual.