La tarea del asesino era en realidad matar a un reciclador en la localidad bogotense de Bosa. Pero cuando su arma se trabó no pudo cumplir su misión. Tras el percance, el delincuente decidió huir, en el trayecto de su escape se encontró con el paramédico Aparicio y su novia, quienes descendían de su automóvil. Para tomar el vehículo Bimbo mató al novio de la mujer, quien quedó en un ataque de nervios y llanto.
Pero esa parálisis emocional solo duró un momento. Pronto la mujer inició su propia investigación. Con la ayuda de los detectives policiales creó perfiles falsos en las redes sociales y comenzó a rastrear al asesino por la zona en la que operaba.
El asesino se mostraba ansioso por conocerla en persona pero ella, que se hacía pasar por criminal, le decía que eso era imposible porque estaba cumpliendo una condena en prisión domiciliaria. Obnubilado por la lujuria, Bimbo comenzó a alardear sobre sus crímenes, un día incluso le confesó ser el autor material del asesinato de su novio, Ángel Giovany Aparicio.
Pese a que la información preliminar de las autoridades indicaba que Aparicio había sido víctima de una bala perdida producto de un enfrentamiento entre bandas criminales de la zona, gracias a las investigaciones y audios entregados por la mujer a las autoridades, se pudo corroborar que el presunto asesino formaba parte de 'los Cápsulas' una banda criminal con más de 10 años de antigüedad.
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La Policía investigó los delitos cometidos por esta banda y pudo vincular uno de ellos con la muerte del paramédico. Gracias a los aportes de la novia a la que le fue arrebatado su amor a la fuerza, 15 integrantes de la banda fueron capturados y acusados por crímenes como ventas de armas y homicidios, según publicó el diario colombiano El Tiempo.