Según las declaraciones de Graham a la cadena NBC, el objetivo de un eventual ataque sobre Corea del Norte no sería la destrucción de la capacidad nuclear del gobierno de Pyongyang, sino "la destrucción de Corea del Norte".
El senador Graham no hacía sino interpretar lo que el presidente le confió en privado: en el caso de un conflicto "habrá miles de muertos, pero allí, no en nuestro territorio".
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Las opciones militares están también sobre la mesa, una mesa diferente a la de las sanciones económicas, comerciales o de otro tipo. Que un presidente norteamericano evalúe con sus mandos militares todas las opciones posibles ante un eventual conflicto puede ser normal. Alarmar a sus aliados en Asia con "sacrificar" miles de sus vidas para ahorrarse víctimas nacionales no parece tan normal.
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Porque con las palabras de Lindsey Graham, que actúa como ventrílocuo de Trump, Corea del Sur y Japón tiemblan más que con las pruebas misilísticas de Pyongyang.
Víctimas militares norteamericanas y civiles aliados
Los expertos militares norteamericanos saben también que Corea del Norte hace todo lo posible para evitar ataques específicos sobre sus centros de lanzamiento. Así, la última prueba efectuada por Pyongyang la semana pasada se hizo a solo 50 kilómetros de la frontera china. La elección del lugar no es baladí. Cualquiera puede imaginar lo que supondría un ataque norteamericano a tan escasa distancia del gigante asiático.
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Los expertos de las universidades de Seúl, que se están haciendo famosos estos días en la prensa norteamericana, también resaltan la capacidad de Corea del Norte para desplazar misiles por su territorio y la inusitada actividad de submarinos capaces de lanzar proyectiles balísticos.
Lo que Sadam y Gadafi no obtuvieron
A pesar de que en Occidente se dibuja a Kim Jong-un como un "loco", a ningún experto se le pasa por la cabeza la posibilidad de que el dirigente norcoreano lance un ataque sobre territorio norteamericano. Sabe que la respuesta de Washington supondría ver a su país desaparecido del mapa.
Trump tuiteó agresivamente contra China tras el reciente ensayo norcoreano. A China, como a Rusia, también acusada esta vez por el Secretario de Estado norteamericano, nada les conviene más que el mantenimiento de la paz y la estabilidad en la zona.
Las guerras comerciales de Trump
Pero si se deja de lado —de momento— la retórica militar de Washington, lo que se vislumbra en primer plano es la guerra comercial que Donald Trump promueve en los cinco continentes con excusas variadas.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK