El primer prototipo fue armado por los ingenieros del Laboratorio Aeroespacial del Instituto Tecnológico de Moscú, en estrecha colaboración con la compañía Altomedica.
Este dron puede acudir al lugar en el que se le requiera de manera automática o ser controlado por un operador. Sus instrucciones ayudarán al usuario presente en el lugar del incidente, aunque no tenga ningún tipo de formación especial, a utilizar el aparato de forma correcta. Es suficiente con ponerle al paciente los electrodos y seguir las instrucciones de voz.
El aparato es capaz de tratar y diagnosticar paradas cardiorrespiratorias. Además, en caso de ser necesario, puede realizar una reanimación cardiopulmonar y ahorrar unos valiosos minutos, tan necesarios en estos casos. Aparte del desfibrilador, el dron puede entregar medicamentos a una distancia de hasta 50km, así como cargar una cámara y un micrófono para mantener consultas médicas a distancia.