En la entrevista con Der Standard, Waszczykowski afirmó que Polonia considera a Rusia como un miembro de primer orden.
"Somos vecinos con un enorme mercado y grandes proveedores de materias primas (…) Esperamos poder convencer a Rusia de nuestras buenas intenciones. La OTAN y la UE no provocan a Rusia, pero responden al comportamiento provocativo de Moscú", aseguró Waszczkowski al medio austriaco.
Según Íshenko, la buena voluntad de Polonia y su desmarque de Ucrania pueden parecer los mejores motivos para "lanzar los sombreros al aire, descorchar el champán y tirar fuegos artificiales" en señal de celebración por las buenas relaciones con el vecino. Las intenciones de Varsovia, no obstante, podrían ser otras.
¿Mucho ruido y pocas nueces?
"La política no es un juego de uno más uno y, por eso, lo que para Kiev es una derrota obvia [el conflicto con Polonia] no es una victoria obvia para Rusia", advierte Íshenko. "Aquí solo hay una cosa clara, y es que Polonia aspira a ganar", subraya el columnista de Sputnik, para el que las palabras del ministro de Exteriores están teñidas por el barniz del cinismo.
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¿Es ahora Polonia nuestro socio? No. ¿Es que ha renunciado a colaborar con nuestros rivales? Tampoco. ¿Ha cambiado Polonia de parecer en relación con la historia rusa más reciente? No, al contrario, planea deshacerse de las esculturas soviéticas", recuerda el analista.
"A Polonia le gustaría vender a Rusia sus cosechas de manzanas, que no puede comercializar ahora en nuestro territorio a causa de las contramedidas rusas. Además, Varsovia estaría más que feliz de ocupar los nichos de mercado que han dejado sus colegas europeos", sentencia Íshenko. El experto asevera que hacerse un hueco en el mercado ruso no solo interesa a los polacos, sino también a las compañías alemanas, francesas y estadounidenses.
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Íshenko se pregunta qué es lo que puede ofrecer Polonia a Rusia y deja poco espacio para el optimismo.
"¿Acaso la opinión negativa de Polonia hacia el gasoducto Nord Stream 2 que intentaron torpedear y dificultar más incluso que el resto de países europeos ha cambiado? No. Durante la última visita de Donald Trump a Varsovia, Polonia expresó su apoyo incondicional a las intenciones de EEUU de sustituir la provisión de gas ruso por gas licuado estadounidense. En una cuestión tan importante como es esta para Rusia, Varsovia se mostró como un oponente de Moscú y un socio de confianza de Washington", recuerda el analista.
Hegemonía polaca
En este escenario, los beneficios para Polonia son obvios, continúa Íshenko, ya que, en dicho proyecto, el país ocuparía un lugar predilecto y sería quien lo controlase. Las expectativas de los polacos van más allá y contemplan que Polonia pueda llegar a entrar en el G20 como representante de los intereses de Europa del Este, prosigue Íshenko, para el que esos intereses pueden llevar a la desintegración de la Unión Europea.
"En la práctica, los planes de Polonia llevan a la destrucción de la UE. La 'vieja' Europa Occidental se quedará como está y Polonia se erigirá en líder de la 'nueva' Europa del Este que, junto con Estados Unidos y su proyecto Intermarium, impedirán cualquier acercamiento entre la UE y Rusia", asevera.
En otras palabras, las 'buenas intenciones' de Polonia no coinciden con sus planes ni con los intereses de Moscú y de la UE. Y esto es algo que Varsovia sabe.
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Nada que ofrecer a cambio
Las palabras del ministro de Exteriores polaco sobre "un diálogo constructivo" también dejan lugar a dudas.
"¿Qué clase de diálogo puede haber si los planes a largo plazo de Polonia y de Rusia son más contrarios que en 1939? ¿Qué justifica la buena voluntad de Waszczykowski? ¿Qué nos puede ofrecer a cambio?", se pregunta el analista.
Polonia sabe que los países occidentales pueden abandonar en cualquier momento su 'proyecto ucraniano' y que puede comenzar a pensar en sus propios intereses tanto territoriales como políticos.
"Después de todo, Moscú puede esperar años a que las cosas en Ucrania cambien. Pero Polonia, si las cosas en Ucrania se tuercen, puede verse desbordada inmediatamente por una ola de unos cinco o seis millones de ucranianos en un espacio de uno o dos años, principalmente provenientes de las regiones simpatizantes de Bandera", profetizó Íshenko.
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Así, Witold Waszczykowski solo dice la verdad, advierte Íshenko.
"Varsovia sí querría convencer a Rusia de que sus planes con los países del este, incluyendo el Intermarium, están guiados por las 'buenas intenciones'. ¿Pero es esto algo que Rusia de verdad necesite?", concluye.