"Aplaudo las acciones de Vladímir Putin, que de una manera suave está levantando a Rusia, país que estaba de rodillas luego de la época de Borís Yeltsin [expresidente del país eslavo], para que los rusos se sientan orgullosos de su historia y, lo que es más importante, de su cultura", señaló el cineasta.
De acuerdo con el artista, Rusia y Serbia se caracterizan por su espíritu colectivista, a diferencia de los Estados occidentales, donde cada persona es un "lobo que compite con los otros lobos", algo que ha permitido a Occidente lograr un cierto progreso, pero que ha convertido el mundo en un "lugar duro donde no hay espacio para las bromas del siglo pasado".
Kusturica se considera a sí mismo yugoslavo, a pesar de que su patria dejó de existir en 1992. Nació en Sarajevo, capital de la actual Bosnia y Herzegovina, de padres bosníacos. No obstante, Kusturica tiene ciudadanía serbia e incluso ha regalado a este país balcánico toda una ciudad, Drvengrad, con calles dedicadas a Maradona, Che Guevara, Nikola Tesla, cineastas rusos y otros personajes importantes para el también músico.