“El Parlamento Europeo es ridículo, muy ridículo. Que haya solo una treintena de diputados en la sala demuestra que la Eurocámara no es seria”.
Fue contundente Juncker, y sus palabras de reclamo cargadas lógica, fueron interpretadas como una afrenta por el presidente de la Eurocámara.
Así, Antonio Tajani, a la sazón italiano presidente del Parlamento Europeo, y miembro del Partido Popular Europeo, le afeó al político luxemburgués sus palabras: “Le pido señor presidente que se exprese de forma más respetuosa. Puede criticar al Parlamento, pero no es la Comisión la que debe controlar al Parlamento, sino al contrario”, ha respondido entre la algarada del 5% de los legisladores que hacían frente común con los ausentes.
Juncker devolvió el golpe: “Hay muy pocos eurodiputados en la sala para controlar a la Comisión. Sois ridículos. (…) Nunca volveré a una reunión de este tipo. El Parlamento controla a la Comisión pero la Eurocámara debe respetar las presidencias de los países más pequeños”, y no pronunció un discurso que tenía previsto sobre los migrantes.
El profesor de Economía Política de la Universidad del País Vasco, Joaquín Arriola, explica que el parlamento Europeo “no es un parlamento ad hoc como los que pueda haber en cualquier otro país, porque no es, y esto es importante, el órgano legislativo de la UE. El órgano legislativo de la UE es la Comisión Europea, que preside Jean-Claude Juncker, con lo cual, estamos ante un Parlamento, que tiene ese nombre, pero que de ‘Parlamento’ tiene bien poco”.
“A esto, si le sumamos como consecuencia de este bajo perfil político, en muchos países y muchos partidos políticos, consideran que sus europarlamentarios son realmente puestos en una especie de cementerio de elefantes, donde se envía como premio a los políticos que ya tienen poco recorrido en el espacio nacional, pues se explica la falta de entusiasmo de los europarlamentarios por sus tareas en general, y en particular por lo que ha podido suponer el semestre de presidencia maltesa, que por otro lado tiene un balance bastante corto que presentar”, explica Arriola.
Para el profesor, “las palabras de Juncker no son el resultado de un exabrupto que se le haya ocurrido al ver al Parlamento vacío. Creo que son palabras muy pensadas, muy meditadas por parte del presidente de la Comisión que es consciente de la falta de tirón y de enganche que tienen las instituciones europeas, con las ciudadanías de los países miembro”.
Mientras, bajo el título “Visite el Parlamento Europeo. ¡Venga y participe!”, la web oficial del organismo hace una invitación al público: “Visitar el Parlamento Europeo es una manera excelente de conocer su labor como representante de los ciudadanos de la Unión y su influencia tanto en Europa como en el mundo”.
En este sentido, el profesor opina que “Este tirón de orejas público (de Juncker al Europarlamento), incluso excesivo, tiene un objetivo mediático, y es situar a la Comisión Europea y su presidencia (de Juncker), en los medios de comunicación. Es sintomático que el único método que pueda encontrar el presidente de la Comisión para lograr este objetivo, sea éste. Lo cual demuestra que realmente las instituciones comunitarias tienen un problema, no sólo de comunicación, sino de toma de decisiones que se esperan, y que podemos seguir esperando sentados porque no van a producirse, bastante grave”, concluye Joaquín Arriola.