El informe 'El Futuro de Europa: una comparación de las actitudes de la élite y de los ciudadanos', presentado por Chatham House, señala tres posibles grietas en la UE relacionadas no solo con las políticas económicas de la unión, sino también con su eficiencia política, así como con las direcciones para el desarrollo del bloque. El mayor desafío para los países miembros reside en que los ciudadanos de los países europeos y sus élites políticas tienen visiones distintas de estos problemas. En caso de que la situación actual no cambie, otros países más pueden seguir el ejemplo del Reino Unido, constatan los analistas Thomas Raines, Matthew Goodwin y David Cutts.
Basado en una encuesta llevada a cabo en 10 países de la UE, en la que participaron 10.000 ciudadanos y más de 1.800 representantes de las capas privilegiadas de la población, la investigación demuestra la falta de consenso entre las élites sobre el futuro de la integración europea y una división marcada entre los ciudadanos comunes sobre las cuestiones de identidad.
Los datos del informe revelaron tres elementos donde la división de la opinión pública es más fuerte. La primera es el enfrentamiento entre las élites y los ciudadanos de a pie. Por ejemplo, la élite goza de los beneficios de la integración en la UE y sus previsiones sobre el futuro de la Unión son de corte más liberal y optimista. El 71% de las elites cree que sus países se han beneficiado de la creación de la UE.
La mayoría de los privilegiados opina que los migrantes representan un efecto positivo para la sociedad, fortalecen la vida cultural del país y realmente no aumentan los índices de criminalidad. Mientras que los ciudadanos de a pie se inclinan a pensar que los migrantes no son deseables y rechazan la idea de que ellos contribuyen a su cultura.
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A pesar de estas divergencias, ambos grupos sociales están de acuerdo con el hecho de que uno de los principales objetivos de la UE como proyecto internacional es redistribuir la riqueza. La mitad de la población europea considera que los países ricos deben proporcionar apoyo financiero a los países pobres. Solo el 18% no está a favor de esta aseveración. Mientras que el 77% de las élites está convencido de que este punto es justo.
En tercer lugar, según la encuesta, no hay consenso entre las élites sobre el rumbo de desarrollo que debe tomar la UE, particularmente, no pueden llegar a un acuerdo en las cuestiones de que si hace falta contribuir a una mayor integración del bloque, a su enfriamiento o a la disminución de los procesos integracionistas. El 28% de los ciudadanos que proceden de los estratos privilegiados de la población apoya el statu quo, el 37% cree que la UE debería tener mayores poderes sobre los Estados miembros, mientras que el 31% cree que la UE debería proporcionar a sus miembros una mayor independencia.
De todos modos, hay dos factores —el crecimiento económico en toda Europa y una relativa estabilidad política- que pueden sentar las bases para una renovación de la UE. "Este proceso es más probable después de que Emmanuel Macron se convirtió en presidente de Francia", sostienen los autores, al tiempo que abrigan esperanzas para las próximas elecciones parlamentarias en Alemania, que se celebrarán el 24 de septiembre de este año. Sus resultados determinarán en gran medida el futuro de la Unión Europea, ya que Alemania es uno de los pilares más estables de la Unión.