"Nunca antes nos habíamos enfrentado a nada parecido. No son centenares, sino miles. Es una 'nueva normalidad', el creciente número de extremistas es un reto histórico", apuntó Thornberg, citado por el medio The Local.
El jefe de la Policía del país atribuyó este fenómeno a la máquina de propaganda de Daesh —organización terrorista proscrita en Rusia y otros países—.
Thornberg señaló que antes los refugiados del norte de África, Oriente Próximo y Somalia no se comunicaban entre sí tanto como lo hacen hoy. Además, se mantienen unidos en una sola red. Así, en 2012 los ciudadanos suecos informaron a la Policía sobre 2.000 sospechosos de terrorismo. En 2016 esta cifra se triplicó y ahora alcanza 6.000.
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Así, el 7 de abril de 2017 un camión arrolló a varias personas en el centro de Estocolmo. Cinco personas murieron y otras 15 resultaron heridas. La Policía confirmó que el hombre que conducía el vehículo era de Uzbekistán y tenía vínculos con Daesh.
A juicio de Magnus Ranstorp, experto en terrorismo de la Universidad de Defensa de Suecia, este aumento "no surgió de la nada".
"Cuando se proclamó el califato de Daesh, fue como si un genio se escapara de la lámpara", dijo.
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Según el ministro del Interior de Suecia, Anders Ygeman, para hacer frente al extremismo interno, el país nórdico creó un centro permanente contra el extremismo radical, además de aumentar el presupuesto de la Policía.