El apoyo de Washington a los insurgentes chechenos en aquel entonces era abierto, tanto en los medios como en los círculos diplomáticos de Estados Unidos.
"Los periodistas occidentales se referían a estos bandidos infames como 'rebeldes', 'independentistas', 'héroes' y hasta 'disidentes'. Entretanto los políticos occidentales tachaban la lucha de Rusia por su seguridad e integridad territorial de 'ambiciones imperiales' pese al hecho de que ellos simultáneamente estuvieran reduciendo a cenizas a Belgrado, Kabul y Bagdad", señala el autor.
En particular, la cadena estadounidense CNN llamó a los terroristas chechenos, que tomaron rehenes en el teatro Dubrovka de Moscú en el año 2002, 'disidentes chechenos', recordó Kots.
Sin embargo, hay casos de ayuda directa —armas, dinero y datos de inteligencia— de Estados Unidos a los grupos terroristas chechenos que en su mayoría pasaron desapercibidos. El columnista subraya que dicha ayuda queda en el olvido, aunque era considerable.
Caridad en aras de yihad
El volumen de este apoyo es difícil de evaluar, ya que solo pocas pruebas de dichos casos salieron en la prensa. En particular, a principios de los años 2000 los servicios de inteligencia rusos descubrieron un escondite de Shamil Basáiev, uno de los terroristas chechenos más viles, que contenía archivos con diferentes documentos.
Entre ellos apareció un recibo que confirmaba una transacción de unos 700.000 dólares de una organización registrada en Estados Unidos. Cabe destacar que esta operación financiera fue realizada en 1999, un poco antes de la invasión de los radicales chechenos a la república rusa de Daguestán.
El columnista indica que este monto sería suficiente para abastecer un pequeño ejército con armas, equipamiento, aparatos de comunicación y alimentos.
No obstante, este no fue el mayor escándalo que se hizo público. El fondo Benevolence International Foundation en solo nueve años recaudó más de 20 millones de dólares para equipar con armas a los terroristas en Bosnia y Chechenia, antes de que fuera cerrado en 2002 por las autoridades estadounidenses por sus presuntos vínculos con Al Qaeda.
La táctica probada
En noviembre de 1999, varios medios rusos informaron que 70 sistemas de defensa aérea portátil (Manpads) norteamericanos Stinger habían llegado a Chechenia. Más tarde esta información fue confirmada por el entonces ministro de Defensa ruso, Ígor Sergéev.
Incluso hubo fotos hechas en Chechenia a principios de los años 2000 que demostraron estas afirmaciones. En una instantánea se puede ver a otro líder terrorista infame, Ibn al-Khattab, que entrenaba a tres radicales. Uno de ellos llevaba un Stinger estadounidense.
Durante la guerra en Afganistán (1978-1992) la CIA estadounidense suministraba estos Manpads a los muyahidines y es posible que Washington decidiera seguir con esta táctica en Chechenia.
Más aquí: Visados para Al Qaeda: los papeles de la CIA que sacudieron al mundo
Probablemente los Stinger llegaron a Chechenia desde Turquía, donde hay una planta que fabrica estas armas con un acuerdo de franquicia a partir de 1992.
Además, a principios de los años 90, los grupos armados chechenos recibían uniformes militares, binoculares nocturnos, raciones de combate y celulares estadounidenses.
"Los servicios especiales [rusos] solían encontrar mapas de satélite detallados y de alta resolución en los escondites de los radicales. No cabe adivinar quién fue el suministrador", enfatiza Kots.
El periodista puso de relieve que la inteligencia estadounidense no trataba de ocultar el hecho del apoyo material a los insurgentes chechenos. El entonces vicejefe del Consejo Nacional de Inteligencia de EEUU, Graham Fuller, reveló en uno de sus artículos:
"La política del control de la evolución del islam y [nuestro] apoyo en la lucha contra nuestro rival funcionaba perfectamente en Afganistán contra el Ejército soviético. La misma doctrina puede resultar ventajosa para desestabilizar lo que queda de la autoridad rusa".