¿Qué avance tecnológico por parte de EEUU en el campo de la defensa antimisiles sería capaz de preocupar tanto al presidente ruso? Esta pregunta se la hace el columnista de 'Sbobódnaya pressa' Antón Mardásov.
En la fase pasiva, mientras el misil se encuentre en el espacio, se ponen en marcha misiles antibalísticos de tierra GBI. Si las ojivas alcanzan sus metas, otros dos tipos de sistemas entran en el juego: el conjunto terrestre THAAD y misiles teledirigidos Patriot PAC-3.
"De momento, los estadounidenses están trabajando para mejorar la precisión de los misiles interceptores y la capacidad de interceptar ojivas de maniobra. Además, se producen intentos de encontrar tecnologías que permitan efectuar selección de objetivos reales entre los falsos y contrarrestar no solo misiles separados, sino también lanzamientos masivos. Se buscan oportunidades de interceptar misiles en el tramo de aceleración, cuando están más vulnerables", profundiza el experto.
Incluso es posible que Estados Unidos vuelva a la idea de la colocación de armas en el espacio, es decir, a la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI) de Ronald Reagan.
"Rechazar un ataque con misiles convencionales es una tarea real. Aquí se acepta una eficiencia de 40-50% (porcentaje de armas caídas). Sin embargo, incluso una sola ojiva nuclear es capaz de causar un daño enorme a EEUU. Por lo tanto, la eficiencia de los sistemas antimisiles nucleares debe ser muy alta", sostiene el experto.
No obstante, de momento no existe una tecnología que permita resolver los problemas de la defensa de misiles con una eficacia de 100%, concluye.