"Reino Unido se ha convertido en el hazmerreír de Europa con estas elecciones", afirma Oppenheimer.
May justificó el adelanto de las elecciones en la necesidad de "reforzar su mano" en las negociaciones del divorcio y futura relación con la Unión Europa (UE).
Una mayoría superior a los 17 escaños que tenía antes de la disolución del Parlamento le daría un mayor margen de maniobra para hacer frente a los más recalcitrantes brexiteros, según se interpretó en círculos financieros y políticos.
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Pero el electorado ha rechazado su versión de Brexit radical, dejando a los conservadores con 318 diputados, 10 menos que en 2015 y a falta de ocho para alcanzar la mayoría técnica.
"Esto va a llevar a crisis puntuales en las conversaciones sobre el abandono de la UE pero difícilmente va a reforzar a quienes quieren un Brexit duro; más bien todo lo contrario", afirma el experto en temas comunitarios.
Para Nicholas Evans, del despacho de asesores legales Bircham Dyson Bell (BDB), el incierto resultado electoral demorará las negociaciones del Brexit que estaban previstas para comenzar el 19 de junio.
"Cualquier cambio en el Gobierno inevitablemente va a causar demoras en el proceso Brexit", afirmó a esta agencia con su experiencia en cuestiones parlamentarias.
"La ausencia de una mayoría en los Comunes puede implicar compromisos por parte del Gobierno en otras cuestiones, incluida la concesión de un papel más significativo del Parlamento en el proceso negociador", explicó a Sputnik.
May convocó unas elecciones que el electorado juzgó innecesarias y que han resultado en ningún ganador, según deplora Oppenheimer.