"Es importante aunar los esfuerzos para impedir que la situación derive en una crisis y reconducir el proceso hacia las negociaciones, lo que respondería a los intereses de seguridad de todos los países de la región", dijo Fomín al intervenir en un foro sobre la seguridad de Asia Pacífico que se celebra en Singapur.
Corea del Norte realizó el 29 de mayo por la mañana (hacia las 19.40 GMT del 28 de mayo) un lanzamiento de misil balístico desde una zona próxima a Wonsan, en la costa oriental de la península.
Según la información preliminar, fue un misil de corto alcance —posiblemente, del tipo Scud— que alcanzó 120 kilómetros de altura, voló unos 450 kilómetros y cayó en el mar dentro de la zona económica exclusiva de Japón, a 300 kilómetros de las islas Oki.
El lanzamiento anterior tuvo lugar el 21 de mayo.
En aquella ocasión, el proyectil alcanzó una altura sin precedentes, de más de 2.100 kilómetros, y voló casi 790 kilómetros.
El Ministerio de Defensa de Corea del Sur estimó que el misil habría volado entre 4.500 y 5.000 kilómetros, si lo hubieran disparado desde un ángulo estándar.
En total, ya son nueve las pruebas de misiles balísticos que Corea del Norte realizó en lo que va de año, incluyendo dos lanzamientos fallidos en abril.
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Al mismo tiempo, el viceministro de Defensa ruso reiteró la preocupación de Moscú por el despliegue de elementos del escudo antimisiles de EEUU en la región.
"En lugar de resolver los problemas que existen en la península de Corea, van a agravarlos por el contrario", advirtió.
El pasado julio, Seúl y Washington lograron un acuerdo para desplegar en territorio surcoreano una batería THAAD, que se hará operativa a finales de 2017 como muy tarde.
Una batería THAAD incluye un radar TPY-2 TM, seis lanzadores, 48 misiles interceptores y un punto de mando.
Tanto Seúl como Washington afirmaron reiteradamente que el THAAD solo pretende contrarrestar la amenaza norcoreana, pero Pekín y Moscú sospechan que en el fondo EEUU busca aumentar su presencia en la zona y monitorear sus defensas.