A pesar de orbitar a unos 400 kilómetros de la Tierra, el microclima de la EEI alberga muchos tipos de microorganismos procedentes de nuestro planeta. Al ser un ambiente completamente cerrado, todo el aire y el agua de la EEI se recicla y resulta fundamental mantenerla limpia para evitar la proliferación de microorganismos potencialmente dañinos.
Los científicos sospechan que esta nueva bacteria, encontrada en el sistema de filtración de la EEI, viajó al laboratorio espacial en una de las cargas, algo que resulta interesante porque ha logrado sobrevivir a la intensa radiación ultravioleta y las bajas temperaturas que suponen estar en el espacio exterior.
Se estima que el microrganismo permaneció a bordo de la EEI entre enero de 2008 y mayo de 2011, tiempo en el que mutó adaptándose a las nuevas condiciones. Después de varios años de investigación, el grupo de científicos, con Kasthuri Venkateswaran a la cabeza, publicó su descubrimiento.