"El acuerdo es una buena noticia para los países productores, a pesar de que la economía mexicana ya no está petrolizada, debido a que Petróleos Mexicanos (Pemex, estatal) sigue siendo un agente importante en la pésima estructura fiscal del Gobierno", comentó Musi.
Pero "Pemex es la compañía que más aporta a los ingresos del Gobierno, porque nadie se atreve a una reforma que amplíe la base de contribuyentes", prosiguió el analista.
Con la reciente caída de los precios del petróleo, los ingresos fiscales procedentes de Pemex pasaron de ser casi la tercera parte en 2012 a menos del 20 por ciento en 2016, resumió el analista.
Cuando los precios de la mezcla mexicana de crudo cayeron abajo de los 20 dólares, en enero de 2016, "incluso se cuestionó la viabilidad de Pemex", afirmó.
En aquel, momento, recordó, "por primera vez en décadas, nadie quería comprar bonos de Pemex, papeles por los cuales antes se peleaban los inversionistas más que por los bonos del Gobierno", relató.
El problema de México, décimo productor mundial de crudo, es que "pocos sectores de la población cargamos con el lastre fiscal", lamentó el experto financiero.
Impulso a los precios y al peso
En una reunión ministerial en Viena, la OPEP, encabezada por Arabia Saudita, y otros 11 grandes productores que no pertenecen al cartel petrolero, como Rusia y México, acordaron prolongar hasta el 1 de abril de 2018 los recortes de producción, para sacar del mercado 1,8 millones de barriles diarios, pactado originalmente para los primeros seis meses de 2017.
Ese acuerdo, pronosticó Musi, "garantiza que hasta marzo de 2018 el precio del West Texas Intermediate (WTI o crudo dulce ligero, de referencia en EEUU) se coloque arriba de los 50 o 52 dólares o suba un poco más".
El precio de la mezcla mexicana de crudos se cotiza históricamente alrededor de cinco dólares abajo del precio del WTI porque las exportaciones mexicanas contienen crudos pesados y semipesados de menor valor.
"Si se cumple el acuerdo, los precios se podrían mantener en los niveles actuales de 51 a 54 dólares por barril para el WTI, y de 46 y 50 dólares para el barril de la mezcla mexicana, ese es un escenario realista", anticipó.
Ese respiro para el presupuesto federal es importante, debido al magro crecimiento económico y la elevada deuda pública, ante lo cual "existe la amenaza latente de bajar un nivel en los rangos de las calificadoras de riesgo", como Standard and Poor's, Fitch y Moody's.
"Esa revisión podría ocurrir en cualquier momento de este año, aunque no hay riesgo de perder el grado de inversión", dijo el experto.
Mientras tanto, el Gobierno intenta lograr un superávit fiscal por primera vez desde la crisis financiera de 2008.
Después del acuerdo de la OPEP, "el primer resultado es que el peso tocó un nuevo mínimo en el año de 18,34 pesos por dólar durante las operaciones "overnight", y durante las primeras horas del jueves continuó extendiendo sus ganancias", dijo por su parte Gabriela Siller directora de análisis económico y financiero de Banco Base.
Ese avance se debe a dos factores, según la analista.
"El mercado considera, en primer lugar, altamente probable que el Banco de México (central) suba su tasa de referencia en al menos 25 puntos base el próximo 22 de junio, luego de que la inflación se ubicó en una tasa interanual de 6,17 por ciento".
El segundo factor es "el acuerdo de OPEP, ante lo cual varias divisas de países productores de crudo mostraron ganancias", añadió.
Paralelamente, según Musi, las cifras del consumo y el crecimiento de los primeros tres meses son mejores a las esperadas.
"Aun así no me quedo tranquilo, porque seguimos siendo deficitarios en el gasto público", indicó.
Las calificadoras de riesgo "pueden anunciar la nueva evaluación sin previo aviso, como lo hicieron con China, y podrían realizarla este año", en el marco de las próximas negociaciones comerciales de Norteamérica.
"No se nos debe olvidar que el presupuesto de 2017 lo aprobó el Congreso antes de que supiéramos que el ganador de las elecciones presidenciales era Donald Trump", alertó Musi.
Por lo tanto, "existe la posibilidad de un nuevo recorte presupuestal del gasto programado", que ampliaría los aplicados en 2015 y 2016, finalizó.
México apoya el acuerdo de recorte de producción, pero no participa ni se compromete directamente con una cuota, porque su producción viene cayendo desde hace años debido a varios factores, como las escasas inversiones y el agotamiento de yacimientos.
