Este complejo de misiles consiste de entre 1 y 4 lanzagranadas teledirigidos de 55 milímetros, así como de una estación hidroacústica capaz de hallar a un buzo en el agua a una distancia de hasta 500 metros. El arma es capaz de disparar contra el objetivo de modo manual o automático. Gracias a las características intrínsecas del agua, es capaz de lanzar granadas a una gran distancia.
"Los grandes buques de la Armada rusa también están equipados con estos sistemas antisabotaje", indicó.
Según Kashin, China podría haber dominado la tecnología de fabricación de los DP-65 bajo licencia rusa, puesto que los complejos CS/AR-1 tienen casi las mismas especificaciones tácticas que los sistemas rusos DP-65.
El experto subrayó que probablemente la preocupación de China se deba a las unidades especiales estadounidenses Navy Seal. Sin embargo, el despliegue de los complejos antisabotaje en las islas disputadas solo constituye una medida defensiva, y no es capaz de alterar el equilibrio de fuerzas en el mar del Sur de China, así que es imposible calificarlo de un paso importante en el proceso de militarización de la región. Al mismo tiempo, podría significar que los altos mandos chinos están tomando en cuenta todos los escenarios posibles.