Por qué el despliegue de los lanzagranadas chinos no significa la militarización de la región

La información publicada en los medios chinos sobre el despliegue de los lanzagranadas CS/AR-1 en las islas disputadas de Spratly, en el mar del Sur de China, llamó la atención de los especialistas. Sin embargo, esto no es ninguna novedad, según declaró a Sputnik el experto militar Vasili Kashin.

De acuerdo con el experto, no se trata de un aumento de la militarización de la región, puesto que este sistema de misiles DP-65 ya figura en un reportaje de fotos dedicado a una actuación de un conjunto de canto y danza militar, publicado a principios de 2013 en varios medios chinos. 

Este complejo de misiles consiste de entre 1 y 4 lanzagranadas teledirigidos de 55 milímetros, así como de una estación hidroacústica capaz de hallar a un buzo en el agua a una distancia de hasta 500 metros. El arma es capaz de disparar contra el objetivo de modo manual o automático. Gracias a las características intrínsecas del agua, es capaz de lanzar granadas a una gran distancia.

"Los grandes buques de la Armada rusa también están equipados con estos sistemas antisabotaje", indicó.

Según Kashin, China podría haber dominado la tecnología de fabricación de los DP-65 bajo licencia rusa, puesto que los complejos CS/AR-1 tienen casi las mismas especificaciones tácticas que los sistemas rusos DP-65. 

De acuerdo con el experto ruso, el despliegue de estos complejos antisabotaje en las islas disputadas es una medida bastante razonable desde el punto de vista militar, debido a las tensas relaciones en la región y las hipotéticas operaciones de espionaje o distracción por parte de las demás partes del conflicto.

El experto subrayó que probablemente la preocupación de China se deba a las unidades especiales estadounidenses Navy Seal. Sin embargo, el despliegue de los complejos antisabotaje en las islas disputadas solo constituye una medida defensiva, y no es capaz de alterar el equilibrio de fuerzas en el mar del Sur de China, así que es imposible calificarlo de un paso importante en el proceso de militarización de la región. Al mismo tiempo, podría significar que los altos mandos chinos están tomando en cuenta todos los escenarios posibles.