"Todas las fuerzas políticas, religiosas y cívicas del país, aunque no compartan la ideología política de Rivera, es decir la independencia de Puerto Rico, respetan el sacrificio que este hombre tuvo por su causa. Su figura se convirtió en un símbolo de resistencia y unión", explicó Ramos.
López Rivera formaba parte de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN), una formación que apoyaba la independencia de Puerto Rico en los años 70. Fue detenido en 1981 y sentenciado a 55 años de prisión por los cargos de conspiración sediciosa contra el Gobierno de Estados Unidos. Una década más tarde, añadieron 15 años más a su condena por un intento de fuga.
"Rivera nunca fue acusado y convicto por ningún delito de sangre, sino por el llamado delito de conspiración sediciosa, excusa que utilizan muchos Estados para reprimir el derecho a la libertad de expresión. Con el transcurso del tiempo el pueblo de Puerto Rico se fue dando cuenta de que su castigo fue injusto y desproporcionado", añadió el catedrático.
Hoy ese hombre es reconocido en su tierra por la firmeza en la lucha por sus ideales. Su figura tomó tintes de leyenda. "Estuvo dispuesto a quedar preso aún cuando se le ofreció una liberación temprana por el presidente Bill Clinton. Pero se negó a salir para no dejar atrás a esos compañeros. A eso sumamos el hecho de que su pena fue desproporcionada y que se trata de un puertorriqueño que había sido veterano de guerra en los EEUU, todas esas razones hicieron que hoy su país esté unido en su alabanza", agregó.
El catedrático aseguró que así como López Rivera está libre, la causa de su lucha, la independencia de Puerto Rico, sigue viva. "Han sido muchas décadas de lucha incesante por preservar nuestra nacionalidad y nuestra identidad como un país distinto a EEUU. Por diferentes razones la expresión de esa identidad no se ha dado en términos políticos. En estos momentos los devotos esa causa apenas alcanzan el 5 o 10% de los votos. Sin embargo está bien claro que aún aquellos que apoyan la anexión lo hacen por intereses exclusivamente económicos. Desde una perspectiva de identidad nacional, hace tiempo que la inmensa mayoría de los puertorriqueños quieren la independencia", indicó.
Las repercusiones de la liberación del nacionalista son "impresionantes" no solo en su tierra sino también en EEUU. "Su comunidad en Nueva York y Chicago tiene anunciado dedicarle el desfile puertorriqueño. Aquí [en Puerto Rico] la alegría es inmensa. Hay mucha expectativa de recibir a este hombre fenomenal", concluyó.