A raíz de la filtración de numerosos correos electrónicos de los colaboradores del líder de En Marcha, "muchos análisis de los medios de comunicación que se produjeron inmediatamente después [del incidente] sugirieron que la operación era una más de las series de hackeos de alto perfil de Rusia que habían tenido como objetivo las campañas de EEUU y Europa", afirma Beebe, exjefe de análisis de Rusia en la CIA y asesor especial del exvicepresidente de EEUU Dick Cheney entre los años 2002 y 2004.
Lea también: La fuerte respuesta de Rusia a Emmanuel Macron
El autor cuestiona algunos de los indicios que se utilizaron entonces para acusar a Moscú de estar detrás del hackeo.
"¿Por qué, por ejemplo, los hackers fueron tan poco cuidadosos que dejaron pistas sobre su identidad? Según un informe realizado por Wired, varios de los documentos filtrados incluían metadatos en caracteres cirílicos, sugiriendo que hubo ordenadores configurados en lengua rusa involucrados", recuerda.
En un momento en el que desde Moscú se lamenta el empeoramiento de las relaciones con las naciones occidentales a causa de las supuestas 'injerencias' en los procesos electores, no tiene sentido para el Kremlin lanzar un ataque "incapaz de influir en las elecciones y seguramente perjudicial para las relaciones con Occidente", señala el autor.
Lea más: El presunto espionaje ruso, comodín de muchos para uso interno
Según él, "hay terceros actores interesados en agudizar el conflicto entre Rusia y los países occidentales", a diferencia de Moscú, que no gana nada con el mantenimiento del clima de tensión. Para los especialistas en ciberoperaciones, imitar a otro país y presentarlo como el responsable de un determinado ataque no es una tarea difícil.
"Los datos falsos refuerzan las creencias preexistentes y es más probable que tengan impacto en determinadas audiencias que la información válida que pone a prueba los prejuicios", añade.
Por último, y atendiendo a "la sorprendente abundancia de pruebas que apuntan a Moscú, la escasez de motivos racionales que pudieran llevar a que Rusia patrocinara [los ataques] (…), invita a que se tenga en consideración la explicación de la falsa bandera", concluye.