Robert Beckhusen, autor del artículo publicado en NI, recordó que debido al hecho de que Nueva Zelanda no estaba bajo el riesgo de un ataque directo durante la Primera Guerra Mundial, al iniciarse la Segunda, el Ejército del país oceánico no poseía ningún tanque para defenderse.
Bob Semple tank pic.twitter.com/0yzouUisPj
— 0815 (@88I15) 5 de março de 2017
En aquella ocasión, el ministro Robert 'Bob' Semple ordenó el desarrollo y la fabricación inmediata de un vehículo blindado para el Ejército del país. La peculiar apariencia de la máquina, bautizada como tanque Bob Semple, es recordada actualmente como "un ejemplo de la locura de los tiempos de guerra", apuntó Beckhusen.
El columnista destacó, sin embargo, que pese al curioso aspecto del tanque, la máquina fue lo mejor que pudo construirse con los materiales disponibles en el momento, hasta que los refuerzos aliados llegasen para detener el avance japonés.
The New Zealand-made Bob Semple concept tank was equipped with SEVEN #Bren machine guns! #TheWeaponHunter #History pic.twitter.com/PY2aNLeBji
— TheWeaponHunter (@TheWeaponHunter) 30 de agosto de 2016
Cada uno de los tres ejemplares del tanque neozelandés contaba con seis ametralladoras y tenía capacidad para albergar a una tripulación de hasta seis personas. Pese a su apariencia graciosa, los tanques estaban bien protegidos. De hecho, el vehículo militar tenía una doble armadura muy resistente, capaz de detener disparos de cañones de 20mm y de armas pequeñas.
"Ese tanque fue un esfuerzo honesto por hacer algo con el material a nuestra disposición, cuando el enemigo ya estaba en nuestra puerta trasera", concluyó el autor citando al propio Robert Semple.