"La prudencia recomienda su sumisión a vigilancia electrónica y que tenga sus desplazamientos controlados; aunque las medidas no prevengan totalmente una eventual fuga, al menos la dificultan", manifestó el juez Sérgio Moro, encargado de la Operación Lava Jato en la justicia ordinaria, al autorizar su puesta en libertad.
Dirceu fue condenado por Moro en dos sentencias a más de 31 años de cárcel por corrupción pasiva, blanqueo de dinero y organización delictiva, a raíz de su papel en la trama corrupta de la empresa petrolera semiestatal Petrobras.
Guerrillero, abogado y con una dilatada carrera como militante de izquierda en su país, Dirceu fue entre 2003 y 2005 ministro jefe de la Casa Civil (equivalente a jefe de gabinete) del primer Gobierno de Lula (2003-2011).
Por ese asunto fue juzgado y condenado en 2012 a siete años de prisión, aunque no alcanzó a cumplir toda la pena.
En agosto de 2015 volvió a ser detenido ya en el marco del caso Lava Jato y quedó en prisión preventiva, ya que las autoridades judiciales consideraban que si estaba en libertad podía seguir delinquiendo.
Con su decisión de este martes el Supremo consideró que la condena de Dirceu sólo podrá ser efectiva en segunda instancia, a través de un juicio del Tribunal Regional Federal de la 4ª Región, pero este juicio aún no dispone de fecha para celebrarse.
Su detención fue de las más simbólicas de la Operación Lava Jato y de las que más agitaron a la opinión pública.
El miércoles desde las primeras horas de la mañana, manifestantes a favor y en contra de su libertad se expresaron a las puertas de la cárcel de Curitiba.
A pesar de la tensión y de un conato de agresión entre los manifestantes finalmente no hubo incidentes, según recoge la prensa local.