Usachov reconoce que, cuando era un niño jamás pensó que podría llegar a ser cosmonauta. "Las exigencias eran tremendas, y solo los que eran tremendamente valientes o los que estaban lo bastante locos podían aspirar a conseguirlo. Había que ser el más listo, el más sano, el más todo", explica.
Para poder ser capaz de viajar al espacio, también considera que "Es muy importante la motivación, porque durante el entrenamiento te vas a preguntar: ¿Realmente quiero pasar por todo esto? Sin esa motivación no podrás recorrer todo el camino".
Al hablar de sus experiencias en el espacio, el cosmonauta recuerda su primer paseo espacial y recuerda que "en ese momento te conviertes en alguien extremadamente consciente de ti mismo y sabes que cualquier pequeño error que cometas te puede costar la vida. Lo bueno es que puedes ver el espacio a tu alrededor, sin ninguna ventana en medio".
"Lo que más temía es que yo fallara y los arneses se soltaran. Si eso ocurre, te alejas de la estación y es imposible que puedas volver al interior (…). En ese caso, volarás un poco, hasta que dure tu sistema de supervivencia. Después de eso, mueres. Te asfixias".
El histórico cosmonauta considera que las divisiones entre China, EEUU y Rusia no benefician al progreso en la investigación espacial y que las tres naciones tendrían que unir esfuerzos para explorar el cosmos.
"Creo que sería infinitamente más fácil, mejor y más barato si estas grandes potencias trabajasen juntas en sus grandes proyectos de exploración del espacio, como lo son Marte o la Estación Espacial Internacional. Si en vez de construir una o dos naves todos juntos, cada uno intenta montar su propia estación y su nave, será una pérdida de dinero tremenda", explica.
En cuanto al futuro, Usachov se muestra partidario de pasar a la producción industrial en el espacio, ya que, por ejemplo, defiende que la ingravidez puede ayudar a producir productos más eficientes, como chips informáticos, aunque "Tanto la Luna como Marte deben estar en el horizonte", recuerda.
Precisamente, al abordar un futuro viaje al planeta rojo, Usachov se muestra pesimista "si tuviéramos una buena razón para ir a Marte, en diez años llegaríamos a Marte. Lo que ocurre es que de momento no tenemos una razón de peso para ir a Marte".
"Ir, para solo colocar la bandera y estampar la huella del pie no tiene sentido. Si consiguiéramos hacer un proyecto internacional, el viaje sería mucho más barato y sencillo, pero ahora mismo tardaríamos un año en tan solo decidir quién será el primero en poner su pie sobre Marte. ¿Quién debe? ¿El que paga más, el que ha invertido más en tecnología? [risas]. Si no resolvemos este tipo de problemas, no volaremos nunca a Marte", concluye.