En abril de 2017, Putin firmó asimismo una ley que otorga beneficios a la hora de obtener el permiso de residencia a las personas que fueron deportadas durante la época soviética, así como a sus descendientes.
"Después de la aprobación del decreto, los tártaros de Crimea no solo han conseguido la oportunidad de una rehabilitación completa, sino también de desarrollar su cultura. Los resultados más importantes del trabajo en este plan son la construcción de lugares de residencia para las personas rehabilitadas, de instituciones educativas y de edificios religiosos", explica el documento redactado por los tártaros.
"Los representantes de la comunidad tártara de Crimea están dispuestos a apoyar el rumbo político [de Putin], que ha llevado a cabo una política nacional destinada a garantizar los derechos civiles y la unidad étnica y religiosa de todos los pueblos que viven en la Federación de Rusia", prosigue la declaración.
El documento fue firmado por intelectuales, personalidades públicas y miembros del clero. Según ellos, habían estado "esperando este momento durante 70 años".