Durante la operación —que durará entre 40 y 60 días—, los experimentados alpinistas rusos van a ascender por la cara norte del monte y cubrir los cadáveres con un moderno material que los protegerá del viento y las bajas temperaturas.
Según declaró Sávchenko, este tejido "indestructible" ayudará a conservar los cuerpos durante los próximos 100 o 200 años.
El Everest es conocido por ser una de las montañas más peligrosas del mundo, incluso para los alpinistas más experimentados. En total, más de 280 personas han fallecido tratando de ascender a la legendaria cumbre —que tiene una altura de 8.848 metros sobre el nivel del mar y marca la frontera entre China y Nepal—.
El cadáver más conocido del monte es el apodado Botas Verdes y, de hecho, ya se ha convertido en uno de los puntos de referencia a la hora de completar la principal ruta de ascenso de la cara noreste del Everest.
El objetivo primordial de la expedición rusa es honrar la memoria de los alpinistas difuntos, así como llamar la atención de la comunidad internacional sobre el problema de los montañistas fallecidos cuyos restos todavía reposan en las laderas nevadas de la montaña.