La defensa de ambas inculpadas, que se exponen a la pena de muerte si el tribunal llega a declararlas culpables, sostiene que son cabezas de turco mientras los verdaderos autores del crimen lograron escapar.
"La defensa ha perdido tiempo valioso al preparar el caso", declaró el abogado de Siti, Gooi Soon Seng.
Más tarde, dijo a periodistas que las dos mujeres eran "chivos expiatorios y peones para ser utilizados mientras los perpetradores han vuelto" (a Corea del Norte).
Gooi pidió a las autoridades que presenten imágenes de cámaras de vigilancia y declaraciones de nacionales de Corea del Norte que fueron interrogados en calidad de sospechosos, pero posteriormente liberados bajo un acuerdo entre Kuala Lumpur y Pyongyang.
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La siguiente sesión del tribunal está fijada para el 30 de mayo.
Kim Jong-nam, de 45 años, quien viajaba con pasaporte a nombre de Kim Chol, murió envenenado después de que dos mujeres le rociaran la cara con un gas nervioso en el aeropuerto internacional de Kuala Lumpur el 13 de febrero.
Las autoridades malasias insistieron en tomar declaraciones a Hyon Kwang-song, protegido por inmunidad diplomática, y a Kim Uk-il, contra quien emitieron una orden de arresto, pero Corea del Norte rehusó cooperar en la investigación del caso y acusó a las autoridades de Malasia de confabularse con Seúl que desde un principio responsabilizó del asesinato a Pyongyang.
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La acusación desató una crisis diplomática entre Kuala Lumpur y Pyongyang que expulsaron a sus respectivos embajadores.
Corea del Norte también anunció una prohibición temporal para la salida de malasios de su territorio nacional, a lo que Malasia respondió simétricamente.